16 mayo 2004

Descubriendo Troya

Wolfgang Petersen nos ofrece desde el pasado Viernes su versión de la guerra de Troya para la gran pantalla, basandose en el relato de Homero, La Iliada. Hoy sabemos que la ciudad de Troya existió realmente, pero durante casi 3000 años la humanidad creyó que la ciudad mencionada en La Iliada de Homero era tan sólo una leyenda.

Hablemos de la realidad tras la leyenda. Como ya he comentado, actualmente sabemos que tanto la ciudad de Troya, como el conflicto bélico entre aqueos y troyanos, fue una realidad. Este hecho acaeció aproximadamente hacia 1193 A.C. y el asedio a Troya duró unos 10 años, aunque lo más probable es que los griegos no mantuvieran el asedio de forma continuada, sino que lo fueran alternando con saqueos a las ciudades aliadas o dependientes de la metrópolis troyana. Lo que sí parece claro es que la guerra no empezó por el rapto de la princesa espartana Helena, sino más bien por una lucha por el control comercial de la zona.

La Iliada se escribió casi 400 años después de estos acontecimientos, tras una "edad oscura" en la que la gente volvió a vivir en cuevas, y en la que incluso se perdió la escritura, así pues, teniendo en cuenta las dificultades con las que se encontró Homero para documentarse, lo más probable es que los héroes y demás personajes que se nos presentan en la obra de Homero sean ficticios, sin descartar la posibilidad de que alguno de estos adquiriera su nombre de algún personaje real, y al que Homero exageró en sus rasgos heróicos, tal y como ha pasado a menudo en la historia de otras culturas.

En cambio no todo lo que se cuenta en las obras de Homero es ficticio. De demostrarlo se encargó un alemán llamado Heinrich Schlieman, el cual habiendo leido desde joven a Homero, y quedando fascinado por este, dedicó su vida a demostrar que los hechos narrados habían ocurrido realmente. Acusado de ingénuo continuamente por los arqueólogos de la época, Heinrich no cejó en su búsqueda, y cuando hubo amasado una gran fortuna en sus negocios, en el verano de 1868 viajó a Itaca, donde consiguió descubrir el castillo que Homero atribuía a Ulises, posteriormente trató de localizar la misma ciudad de Troya, para ello se fue a las planicies de Constantinopla, y siguiendo las indicaciones de Homero, Herodoto, Tucídides, Estrabón y Scepsis. Llegó a la conclusión de que la ciudadela de Troya se hallaba al pie de la colina de Hissarlik (Asia Menor), en la costa frente a los Dardanelos, un promontorio entre el río Escaman­dro, el actual Menderes y su afluen­te Simois, el actual Dumbrek Su.

Schliemann, practicaba la "lógica de los lugares". A la izquierda de Hissarlik reconocía el pico de Samotracia, a la derecha el monte Ida. Cuando en 1871 comenzó con las excavaciones, Troya era para el mundo entero una leyenda. En 1872 ya era patente que había encontrado una ciudad antigua, pero no fue hasta 1874 cuando descubrió el que creyó que era el tesoro de Príamo, actualmente desaparecido tras la II Guerra Mundial.

Hoy sabemos que Schliemann no descubrió una sóla Troya, sino que fueron 9 ciudades, cada una construida sobre la otra, y que Heinrich confundió la Troya homérica con otra más antigua. Sería Dörpfeld, el ayudante y continuador de la labor schliemanniana, quien identificó la verdadera Troya como la séptima de las encontradas sucesivamente (actualmente se conoce a este emplazamiento como Troya VII). En total, apenas se trataba de unas pocas docenas de viviendas en una superficie también bastante pequeña. Dimensiones estas que nos llevan a cuestionarnos la magnitud de los hechos acaecidos, los cuales probablemente fueron magnificados por el tiempo. Schliemann además desenterró Micenas, Tirinto y otros lugares considerados hasta entonces "fantasías de Homero", y sólo su muerte en 1890 le impidió descubrir y desenterrar Cnossos en Creta, con lo que también hubiese rescatado del olvido a la Civilización Minoica.

En definitiva los hallazgos de Heinrich Schliemann siguiendo las indicaciones geográficas que aparecen en La Iliada, así como otros posteriores que descubren escudos y cascos como los descritos por Homero, nos llevan a considerar este relato como una ficción histórica de base real.

En cuanto a la leyenda de Aquiles, que cuenta que debía su invulnerabilidad a que fue sumergido por su madre, la ninfa Tetis, en la laguna Estigia cuando era un bebé. Su único punto débil era el talón de donde lo habían sostenido y ahí fue donde le hirió la flecha de Paris que, guiada personalmente por Apolo, le causó la muerte. Esta leyenda tomó un giro inesperado al hallarse en la localidad de Dendra, próxima a Micenas: una armadura que fue fechada en el siglo XV a. C. y que cubría al guerrero -quien probablemente iría subido en un carro- de pies a cabeza. Lo extraordinario es que la única zona que no protege la pesada armadura de bronce es la parte posterior de las piernas.

Luego está el asunto del famoso Caballo de Troya, pero esa es una historia que contaremos otro día.

3 comentarios:

A las 4:24 a. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

Al habla Eldacar, desde el teléfono público del Halcón Milenario.

Peri, magnífico post. En breve subiré al Guau! mi opinión sobre la nueva peli, que no es precisamente bocato di cardinale. `:(

Sobre el nuevo diseño... malditos bloggeros! sabeis que soy demasiado vago para registrarme y esas cosas! weno, mañana sin falta (o casi) me registro. Por ahora, me quedo en Mr Anonymous.

Saludetes,
Eldacar

 
A las 11:56 a. m. , Blogger Dragan ha dicho...

¡Hola David!, me alegro de que te haya gustado este post, próximamente quiero realizar otro para terminar de comentar los mitos existentes en torno a Troya, o Ilio (como la llamaba Homero), con ese fin me estoy leyendo La Iliada. En cuanto a la película, lo cierto es que a mi sí que me gustó mucho, aunque se desvía bastante de la historia original, y tiene pequeños detalles que no me hicieron gracia, pero en mi humilde opinión tan sólo la actuación de Eric Bana como Héctor ya hace que merezca la pena verla, aunque entiendo que no a todo el mundo le guste. La que sí que es auténticamente infumable es la versión para televisión que emitió ayer noche Antena 3, que originalmente se llamó "Helen of Troy", pero que en España para aprovechar el tirón la han llamado directamente "Troya", aunque como ya digo es una auténtica basura.
En cuanto a lo de registrarse... es un pequeño precio a pagar por tener un sistema de comentarios en condiciones, lo cierto es que yo hubiese preferido que se pudiera comentar sin registrarse, pero no es posible.
¡Un Saludo!

 
A las 1:34 a. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

Grande !
Siempre hay mucho que comentar de la siempre fascinante y enigmatica Toya.
Saludos ! !

 

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