01 noviembre 2004

Buffy, cazavampiros.

Ayer noche terminé de visionar la segunda y magnífica temporada de Buffy, serie creada por Joss Whedon (Angel, Firefly), que ha estado emitiendo en los últimos años Canal+ y, en ocasiones, Antena 3. La segunda temporada de Buffy data de 1998 en USA, y también hace ya unos añitos que se emitió por estos lares, pero por aquel entonces no pude o, por desconocimiento, no me interesé demasiado en seguirla. Ahora con la comodidad de tener el pack en DVD, prestado por mi amigo Ibrahim, he podido disfrutar en sesiones maratonianas de los 22 capítulos que componen esta segunda entrega de la cazavampiros adolescente de Sunnydale.

Buffy era una rubia quiceañera, animadora, y una de las chicas más populares de su instituto, inocente y ajena a cualquier problema que no tuviera que ver con salir con chicos, hasta que un día uno de los vigilantes le reveló su destino: ser la cazavampiros. Os podeis imaginar el cuadro, no muy diferente al de un chico tímido y apocado, llamado Peter Parker, al que le picó una araña radioactiva que lo dotó de increibles poderes, y en algunos aspectos aun más parecido al que se encontrará su primogénita, May Parker, también conocida como Spidergirl. Tanto Peter como Buffy son adolescentes que de pronto se ven con una carga de responsabilidad desacorde con su edad, pero que tras reticencias iniciales no tienen más remedio que aceptar, o cargar con la culpa de no haberlo hecho durante el resto de sus días. Las semejanzas continuan en una Buffy que vive sóla con su madre, a modo de la tía May de Peter, en la riqueza de personajes secundarios entre los que identificamos a una Cordelia que bien podría ser la mismísima Mary Jane Watson, o una Willow que parece una versión en femenino de lo que fue Peter Parker, así como en los comentarios jocosos empleados por la cazadora cuando lucha, o en los problemas que su doble vida le acarrea tanto en los estudios, como en su vida sentimental, y estos sólo son algunos ejemplos. Pero esta serie no bebe sólo de la influencia de Spiderman, ya que Buffy cuenta con la figura de un mentor, que a menudo recuerda al Profesor Charles Xavier, y con un novio, Angel, que es un compendio de influencias, que van desde las más superficiales como Blade, Morbius e incluso Jekill y Hide, a otras más profundas como las del atormentado Estela Plateada o Daredevil.

Volviendo a la segunda temporada de Buffy, es un deleite absoluto para los fans del género de terror que gocen de un buen sentido del humor, puesto que no son pocos los capítulos en los que se nos ofrecen versiones muy particulares de los grandes mitos del cine clásico de terror, como la Momia, Frankestein o el Hombre Lobo, y también de otros más recientes como Freddy Krugger, el Exorcista y algún otro, eso sí, tan sólo con una influencia parcial en cuanto a la idea inicial, y con muy poco o nada que ver luego en el desarrollo de esta, salpicandolo todo con esa salsa que resulta del agudo sentido del humor al que Joss Whedon nos tiene bien acostumbrados. Por otro lado, en el de los villanos concretamente, aparecen personajes nuevos y mucho más interesantes y creibles que los de la temporada inicial, con un Spike que con su pose de adolescente rebelde no duda en cargarse a quien se ponga en su camino, y una Drusilla que hace gala de una locura hipnotizante y perturbadora, una pareja que dará que hablar. Aun así, el mayor hallazgo en este sentido lo encontramos en el bando de los buenos, ya que nuestro amigo Angel, merced a los efectos secundarios de su maldición vuelve a perder su alma, tornandose en el mortal enemigo de su enamorada Buffy, y doy fe de que impone mucho más que cualquier otro villano aparecido hasta el momento. En cuanto a Buffy y los suyos, conoceremos detalles escabrosos del pasado de Giles, a Kendra una nueva cazadora, alguna que otra sorpresa en el plantel de secundarios, y a una Buffy que madurará poco a poco durante el año, hasta estar preparada para cumplir con su deber por encima de sus sentimientos personales.

En definitiva estamos ante una serie llena de aventuras, fantasía, romance, humor, imaginación y muy buenas historias, justo lo que me recetó el doctor.

4 comentarios:

A las 1:43 a. m. , Blogger Sr. Forfy ha dicho...

Mira que no me ha gustado nunca Buffy (será porque solo he visto dos temporadas..???) pero al igual que con el post de Thor el otro día, y a raiz de lo que me dice la gente, no me va a quedar otra que darle una segunda oportunidad...

Un post excelente, así picas a cualquiera!

Saludos!!!

 
A las 10:50 a. m. , Blogger Dragan ha dicho...

;), ¡gracias!, supongo que cuando uno escribe sobre lo que le gusta es más fácil. De todas formas debo reconocer que por mucho que me guste Buffy, que me encanta, me parece aun mejor su spin-off, Angel, también a cargo de Joss Whedon, de la que ya he visto hasta mediados de la tercera temporada, y que es una serie con un tono más oscuro. Si no termina de convencerte Buffy, tal vez Angel si lo haga.

 
A las 10:02 p. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

Estas series son algo así como Sensación de Vivir pero con poderes, ¿no?

¿Es que a nadie le ha dado nunca por bajarse la serie de Curro Jimenez? Tsk, tsk... he de entrar en la ADSL para enseñaros lo que es bueno.

Gorguel.

 
A las 11:34 p. m. , Blogger Dragan ha dicho...

Hombre, Smallville podría entrar en esa categoría, aunque normalmente la asemejan más a Dawson Crece, pero Buffy o Angel definitivamente no tienen nada que ver con ese tipo de series.

¡Un saludo!

 

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